¡HASTA SIEMPRE, QUERIDO GUILLE!
Estos diez días que quedan de agosto pensaba dedicarlos a repasar mi «novela» si es que llega a serlo, y a actualizar los blogs, colgando algunas de las muchas entradas que tengo pendientes... pero ha ocurrido algo imprevisto y doloroso.
Guillermo Martín gran guitarrista y mejor persona, al que conocía desde hace más de veinte años, murió el viernes 19. Era una muerte anunciada, tras algo más de dos años de lucha contra el cáncer, pero no por eso menos dramática. Lo siento sobre todo por Gaby (su mujer) y por Fernando (su hermano), pues compartir su lucha y estar junto a él hasta el final debe haber sido muy duro. Sobre todo para Gaby que, según palabras de Guillermo «iba a ser la madre de sus hijos». Él, al menos, ha dejado de sufrir pero a Gaby y a Fernando todavía les queda un trecho de dolor por recorrer.
Aún recuerdo cuando me contó que había conocido a la mujer de su vida y que abandonaba Madrid para irse a vivir a Zaragoza, la ciudad de ella. Y también recuerdo cuando la conocí, en un concierto de Jaime Urrutia de los varios a los que asistí durante el verano de 2002. Y recuerdo muchos otros momentos que se remontan mucho más en el tiempo, y que quizá algún día pueda compartir con ella.
Siento no haber tenido la oportunidad de volver a verlo al menos una vez, porque la última vez que hablamos, por teléfono, me enfadé un poco con él. Me habría gustado que lo último que hubiera habido entre nosotros fuera un beso, una sonrisa y un poco de conversación amable, trufada de las bromas y chistes a los que acostumbraba... era difícil hablar en serio con él, y también lo era disgustarse; era una gran persona que sabía hacerse querer, así que lamento mucho que se haya ido.
Guillermo Martín gran guitarrista y mejor persona, al que conocía desde hace más de veinte años, murió el viernes 19. Era una muerte anunciada, tras algo más de dos años de lucha contra el cáncer, pero no por eso menos dramática. Lo siento sobre todo por Gaby (su mujer) y por Fernando (su hermano), pues compartir su lucha y estar junto a él hasta el final debe haber sido muy duro. Sobre todo para Gaby que, según palabras de Guillermo «iba a ser la madre de sus hijos». Él, al menos, ha dejado de sufrir pero a Gaby y a Fernando todavía les queda un trecho de dolor por recorrer.
Aún recuerdo cuando me contó que había conocido a la mujer de su vida y que abandonaba Madrid para irse a vivir a Zaragoza, la ciudad de ella. Y también recuerdo cuando la conocí, en un concierto de Jaime Urrutia de los varios a los que asistí durante el verano de 2002. Y recuerdo muchos otros momentos que se remontan mucho más en el tiempo, y que quizá algún día pueda compartir con ella.
Siento no haber tenido la oportunidad de volver a verlo al menos una vez, porque la última vez que hablamos, por teléfono, me enfadé un poco con él. Me habría gustado que lo último que hubiera habido entre nosotros fuera un beso, una sonrisa y un poco de conversación amable, trufada de las bromas y chistes a los que acostumbraba... era difícil hablar en serio con él, y también lo era disgustarse; era una gran persona que sabía hacerse querer, así que lamento mucho que se haya ido.